MODELO AUTOGESTIVO DE LAS REDES PROMOTORAS DE SALUD POPULAR. Taller Salud y Naturaleza.
PRÓLOGO
Un
mundo cada vez más amenazado por la destrucción de su medio ambiente,
reclama mayor atención a la salud. Medio ambiente y salud están
estrechamente relacionados, ya que cuando se destruye el primero surgen
nuevos problemas de salud. Por ello, es una opción de vida ser
ecologista, preferir los alimentos orgánicos y la medicina natural. Sin
embargo, sólo una pequeña proporción de la población se ha inscrito en
este estilo de vida y las enfermedades actuales demandan mayores
cuidados que tienen que ser proporcionados por las personas más sanas o
las menos enfermas.
Cuando
se habla de salud se piensa en un sistema compuesto por instituciones,
hospitales, laboratorios y medicamentos. Pero, se olvida que la salud
empieza por el autocuidado. Esta actividad que parece que no se enseña,
ni en la familia, ni en la escuela, puede aprenderse con las redes de
promotoras de salud popular que imparten, de manera gratuita, cada año,
un taller denominado Salud y Naturaleza. El trabajo voluntario que
realizan estas redes promotoras ha reemplazado a la acción del Estado,
que ha disminuido los recursos destinados a políticas sociales y
programas de salud.
Las
redes promotoras de salud popular actúan en comunidades marginadas
donde se demandan sus servicios, porque están impregnados de
solidaridad. Impulsan el desarrollo integral de las mujeres, que se
transforman de cuidadoras de otros a promotoras del autocuidado integral
de la salud. La vía que han elegido radica en el rescate de la
medicina tradicional, natural y alternativa.
Cabe
recordar que en muchas comunidades marginadas donde no existen
servicios médicos, la población sobrevive con los remedios tradicionales
y naturistas.
Antes
del auge de los grandes laboratorios farmacéuticos, los médicos
recetaban tratamientos y remedios naturistas, basados en la herbolaria,
en las plantas medicinales. Los remedios se preparaban en las boticas.
En esas boticas antiguas, que prácticamente han desaparecido, se
elaboraba lo que el médico prescribía, empleando fórmulas ya diseñadas y
dosificadas para cada paciente. Utilizaban el mortero para machacar o
triturar plantas, hierbas o raíces. Algunos remedios se preparaban en
polvo, otros eran líquidos, cocciones o infusiones a base de herbolaria.
Las preparaciones se vertían en envases de vidrio, color ámbar oscuro,
para proteger las sustancias de la luz y del clima. Algunos boticarios
cultivaban las plantas medicinales en su propio jardín. Se
convirtieron en una alternativa médica, de bajo costo para la
población. En las boticas brindaban consultas médicas y hacían
diagnósticos. Elaboraban jarabes, tinturas y pócimas para remediar
algunos malestares. En viejos y hermosos frascos se contenían raras y
hasta prohibidas sustancias como goma de opio, marihuana o veneno.
Desaparecieron
las boticas, pero surgieron las y los promotores de salud, que trabajan
de manera individual o colectiva, para brindar remedios y servicios,
generalmente de bajo costo.
Estas
redes promotoras de salud popular se distinguen porque enseñan a las
personas a responsabilizarse del cuidado de su propio cuerpo, para no
depender de los cuidados que brindan las mujeres.
En
la economía del cuidado, el invisible y desgastante trabajo de cuidar
de otros, sanos o enfermos, se ha asignado únicamente a las mujeres, lo
que genera no cuidar de sí mismas y, en muchos casos, ha representado
una forma de explotación. En cambio, estas promotoras logran
contribuir a la disminución de las desigualdades de género, con su
modelo autogestivo.
El Modelo Autogestivo de estas Redes promotoras de salud popular está basado en la Economía Solidaria del Cuidado.
La Economía
del Cuidado consiste en:
1. Cuidar
de otros.- Brindar asistencias, bienes y servicios destinados a la salud de
otros.
2. Auto-cuidado.- Las atenciones que se brinda una persona a sí
misma, desde el aseo, alimentación sana, ejercicio, cuidar su cuerpo, detectar
y manejar sus estados emocionales y atenderse una enfermedad.
3. Cuidado mutuo.- Los cuidados de la salud que requieren de relaciones
sociales de interdependencia, de compañía, afecto, de atención de una
enfermedad o estado emocional, de forma grupal o en pareja, para lograr estados
de bienestar. Estos se logran al
mantenerse como integrante de las redes.
Estas
redes promotoras de salud popular se distinguen porque enseñan a las
personas a responsabilizarse del cuidado de su propio cuerpo, para no
depender de los cuidados que brindan las mujeres. En la economía del cuidado, el invisible y desgastante trabajo de cuidar de otros, sanos o enfermos, se ha asignado únicamente a las mujeres, lo que genera no cuidar de sí mismas y, en muchos casos, ha representado una forma de explotación. En cambio, estas promotoras logran contribuir a la disminución de las desigualdades de género, con su modelo autogestivo.
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